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La maravillosa historia de 'Il soldato', un violonchelo de 1800 fabricado por Guadagnini que viaja a León

Ángel Luis Quintana tocará este instrumento

Tribuna Valladolid, 5 de enero de 2024

Il soldato’ no se separa nunca del maestro Quintana. Este domingo llegan ambos a León para deleite de quienes acudan al Auditorio a partir de las siete de la tarde para verlos ‘bailar’ juntos. En realidad, ‘Il soldato’ es uno de los violonchelos más famosos del mundo, una pieza única de incalculable valor, y su compañero de ritmos es el artista que desde hace años tiene el privilegio de tocarlo, el músico canario Ángel Luis Quintana, que se subirá este domingo al escenario junto al cantautor berciano Amancio Prada.

Para Quintana, violonchelo solista de la Orquesta Nacional de España, profesor del Conservatorio Superior de Música del Liceu de Barcelona y profesor principal invitado del Conservatorio de Rotterdam, este instrumento tan especial -fabricado por Josef Guadagnini en 1800- fue «un amor a primera vista»: sin tocarlo, ya estaba prendado de él, un objeto de deseo que hubiera sido imposible de alcanzar de no ser por la mágica iniciativa de una fundación benéfica que se dedica a intentar cumplir sueños, la Fundación Columbus, dedicada a la búsqueda de fondos para luchar contra el cáncer infantil y las enfermedades ultrarraras.

Quién, si fuera músico, no se encapricharía de una joya que han ido heredando varios afortunados. De las ocho piezas que hay en el mundo, una -‘Il soldato’- llega este domingo a León, magnífica oportunidad para quienes quieran disfrutar del espectáculo que ofrecerán Amancio Prada, Ángel Luis Quintana y la joya de Guadagnini.

– Sobre el concierto de este domingo en León junto a Amancio Prada, inauguran ustedes el ciclo de Maestros internacionales de la Fundación Eutherpe. ¿Qué repertorio tocarán?

– El ciclo de Maestros lo inauguramos con un concierto centrado en Místicos y Románticos, con música del maestro Prada y con textos de Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, Rosalía de Castro y Gustavo Adolfo Bécquer.

– ¿Ha tocado usted más veces en León? ¿Y con Amancio Prada?

– En León sí, y siempre es un placer increíble volver. ¿Sabe que mi nuera, Albita, es de León? Con Amancio he tenido la oportunidad y el privilegio maravilloso de tocar en contadas ocasiones. Recientemente en ‘cARdeneTE Sonado’, un primer festival de verano en un pueblo de la provincia de Cuenca llamado Cardenete, y en Granada capital, en su prestigioso Festival de Guitarra. Subirse a un escenario y compartir con Amancio su música, su guitarra, su voz y su poesía es siempre una ocasión única, memorable, intensa, espiritual, y muy muy amorosa. Permítame decir lo agradecido que estoy siempre a Margarita Morais y a la Fundación Eutherpe por todas las oportunidades que me brinda

– Cuénteme un poco de su trayectoria: Es violonchelo solista de la Orquesta Nacional de España, Orquesta de Cámara de Canarias, artista asociado del Quantum Ensemble. Ha sido primer premio de distintos concursos nacionales. Participa en prestigiosos Ciclos de Cámara con agrupaciones, como Plural Ensemble, Zarabanda y en festivales internacionales, como Presences 2000 (Paris), A Tempo (Caracas), Dublin, Estados Unidos… También es profesor de la Escuela Superior de Música Forum Musikae…

– ¡Uyyyyyyy, si casi en la pregunta se te va todo mi currículum! Pues poco más te puedo contar. Llevo una vida entera dedicada a la música sinfónica con mi Orquesta Nacional, a la música de Cámara y a la docencia. Todo ello me apasiona, no ha habido un día de mi carrera profesional que me haya aburrido. He sido y soy muy feliz, un privilegiado por haber llevado una vida musical plena de experiencias increíbles, cada día aprendiendo de todos y de todo. Eso sí, siempre con pasión, mucha pasión. 

– Y traerá usted un instrumento fascinante cuya historia parece de cuento… Cuéntenos, ¿cómo consiguió hacerse con ‘Il soldato’ de Guadagnini, y por qué le tenía a usted tan maravillado ese instrumento?

– La historia del instrumento es apasionante. Conocí a su anterior propietario hace la friolera de casi 40 años: Herre Jan Stegenga, Maestro de Codarts School en Rotterdam y solista de la orquesta de cámara holandesa entre otras. Hemos construido una excepcional amistad durante todos estos años. Su instrumento, J. Guadagnini (1800) y yo tuvimos un auténtico flechazo. Hijo del gran G. Battista Guadagnini, cabeza de una dinastía de extraordinarios constructores, Giusepe fue además soldado de la armada italiana en tiempos de la campaña italiana e invasión napoleónica, de ahí el sobrenombre ‘Il soldato’. Durante todos estos años he tenido la oportunidad de tocar el instrumento con relativa frecuencia y el enamoramiento ha ido creciendo hasta que el maestro Stegenga decidió que debía pasar a «otras manos».

– ¿Qué peculiaridades tiene, por qué le apasionó tanto a usted?

– Es un instrumento en perfectas condiciones de conservación, y aunque su pista y pedigree se pierde en el tiempo durante algunos años, conservándose en alguna sala de museo y colecciones privadas, ha tenido una vida activa maravillosa en manos del excelente maestro Stegenga. Su sonido es cálido, dulce, dúctil, humano, noble… Eso sí, también sensible, parece que tuviera distintos estados de ánimo y no se va con cualquiera (¡es broma! jaja). Yo tuve un auténtico flechazo la primera vez que le pasé el arco.

– ¿Qué cuidados necesita un instrumento del siglo XIX, es muy delicado?

– No necesita grandes cuidados, está en perfecto estado, una ITV de vez en cuando y punto. Es delicado, si, requiere mimos y responde, es muy agradecido.

– Según me han contado, adquirió el chelo la Fundación benéfica Columbus, que recauda fondos para enfermedades ultrarraras… cuénteme.

– Yo no tenía posibilidad de adquirirlo, y lo intenté por todos los medios posibles. En el intento, se cruzó en mi camino, por esas loterías de la vida, la constitución de la Fundación Columbus, un grupo de extraordinarias personalidades, intelectuales, científicos, melómanos, con un corazón inmenso que decidieron emprender la noble causa de ayudar a niños enfermos, en un principio niños con tumores cerebrales que debían ser tratados con terapia de protones, y actualmente también a niños con enfermedades raras, esas que ni las farmacéuticas quieren saber nada. Además, el trabajo de investigación que realiza la Fundación Columbus para la cura de algunas de esas enfermedades es increíble. Os animo a cotillear y colaborar en la webde la fundación.

– ¿Cuál es el valor estimado de una pieza tan extraordinaria? ¿Lo tiene? Supongo que será algo único en el mundo…

– Tengo entendido que sólo existen ocho violonchelos como éste en el mundo.

– Se sentirá usted un privilegiado de poder tocarlo y atesorarlo desde hace un tiempo… ¿Desde cuándo?

– Soy un privilegiado, sin duda. Desde la constitución de la Fundación Columbus (calculo que ya unos 6 años), yo disfruto del instrumento. Colaboro en prácticamente la totalidad de las actividades culturales que organiza la fundación para recaudar fondos para el tratamiento de los niños. Me ha cambiado la vida profesionalmente y, sobre todo, personalmente. Yo siento que tengo una misión que cumplir, que soy un mensajero, y el instrumento es el estandarte de la fundación. Encima, con la fundación tengo la oportunidad de compartir música con artistas con los que ni en mis mejores sueños podía tocar, como Maria José Montiel, Ramón Tebar y un larguísimo etcétera. Además, he superado todas mis crisis profesionales y docentes, porque esos niños, esas familias, me dan muchísimo más que lo que yo puedo aportar. 

– Y ahora que usted está a punto de jubilarse, ¿qué ocurrirá con esa joya? ¿La seguirá tocando?

– En poco tiempo, organizaremos la transición a otro artista, que además continúe con el compromiso noble y solidario de los propósitos de la Fundación. Y yo seguiré colaborando con la fundación para lo que me necesite.

– Seguro que tiene mil y una anécdotas con ese violonchelo… Cuéntenos.

– Son infinidad de anécdotas, desde luego, pero todavía me emociono al recordar la aduana y puesto de policía en el aeropuerto de Nueva York para regresar a Madrid después de nuestra gira americana. Un señor policía de dos metros por doble ancho, se empeñó en que demostrara que el instrumento no salía de Estados Unidos de manera irregular, me pidió todos los documentos, que mostrara el interior del cello, su procedencia, todo un exhaustivo interrogatorio de mi vida profesional, y que por favor demostrara que yo sabía tocar aquello. Consiguió que me temblaran las piernas. ¡Menuda vacilada me pegó! Desde el minuto uno estaba deseando escuchar el cello. Por supuesto, tuve que tocar Bach, con todo el departamento de aduana y policía del aeropuerto arremolinado escuchando y aplaudiendo, y con riesgo de perder mi vuelo de vuelta a Madrid.

– ¿Qué música escucha un músico como usted cuando no está preparando un concierto, en su tiempo libre?

– En casa me gusta escuchar el silencio. ¿Música? Escucho Bach, Mahler, Depeche Mode, Rosalía… de todo, absolutamente. Regaetton no, por si las dudas.

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